Sí, me tomé vacaciones. Y era necesario (pero no lo sabía).
Hace más de un año no me tomaba vacaciones y las tomaba, o las perdía. Entonces tuve que tomarme todo el mes de Septiembre. Pero, ¿Qué generó esto en mí? Tuve muchos momentos para descansar y despejarme, y muchos otros para hacer introspección.
En este mes entero, me tomé el tiempo para descansar y acomodar un poco mi vida. Fue raro al principio.
Las primeras dos semanas sentía el impulso de abrir la computadora del trabajo y conectarme para ser productivo. Me costó mucho, hasta que decidí que iba a desconectar al 100%. En ese momento, cerré la computadora, la guardé y saqué todo lo relacionado al trabajo de mi vista.
Aproveché el tiempo para salir con amigos, conocer gente nueva, estudiar un poco para la carrera y ponerme al día con algunas materias. En fin, lo que uno espera de unas vacaciones.
Sin embargo, llegando ya al fin de las mismas, me encuentro en una crisis.
Crisis de vacaciones como programador
¿Qué quiero de mi vida? ¿Ahora mismo quiero volver a la rutina del trabajo?
Siento que esa rutina me daba una estructura para organizar mis días: Me levanto, desayuno, trabajo, almuerzo, vuelvo a trabajar, estudio o entreno y vuelvo a dormir.
Estoy cómodo dónde estoy pero, ¿es esta la rutina que quiero? Quizás me había hecho esta pregunta muchas veces pero nunca me había tomado el tiempo de pensar la respuesta.
¿Cuál es mi objetivo a largo plazo? Después de dejar mi emprendimiento en la industria comercial, me inserté en el mundo tech. Quería trabajar en una startup. Quería ver cómo eran los equipos de trabajo en una empresa de crecimiento exponencial. Y sí, adquirí mucha experiencia. Crecí mucho en lo técnico y en lo no tan técnico, pero me alejé un poco de mi meta, que era fundar mi propia startup.
Ahora, ¿mi meta sigue siendo la misma? ¿Qué cambió?
Tal vez no tengo la respuesta hoy, lo que sí sé es que las ganas de crecer, aprender, evolucionar como persona (más allá de lo laboral) y desarrollarme profesionalmente siguen presentes en mí y este despertar es, quizás, el comienzo de algo más grande. Veremos…