Seguramente entiendas que para encontrar soluciones primero tiene que haber un problema. Con el post no pretendo discutir esto. Sería ilógico.
Sin embargo, mucha gente le busca el pelo al huevo al momento de pensar un proyecto. Esto no hace nada más que ralentizarlo.
Con la perfección no se llega a ningún lado. Esto se debe a una razón: La perfección no existe.
Tantas son las razones por la que deberíamos de evitar pensar en los problemas. Ojo. no estoy planteando la idea de pensar las cosas que pueden salir mal.
Una cosa es planificar y otra cosa es excusarse para postergar. Tener un momento para plantearse en dónde estoy parado, adónde quiero llegar y cómo hacerlo es crucial.
Me refiero a cuando pensar en los obstáculos se se convierte en algo excesivo ¿Qué pasa cuando nos enfocamos en esto?
- Perdemos tiempo. Dificultades van a haber siempre y se van a ir presentando a lo largo del camino.
- Nuestra mente entra en estado de negación. La meta se ve cada vez más lejos.
- El punto anterior puede llevarnos a tener miedo de hacer las cosas y nunca empezar. Sí, las cosas pueden salir mal pero peor sería pensar en los posibles impedimentos y nunca empezar.
- Perdemos apoyo social y tenemos menos credibilidad en que vamos a lograr lo que planteamos a nuestros allegados.
- Perdemos el enfoque.
¿Para qué atraer negatividad a nuestra vida y proyectos? ¿No sería mejor entrar en un estado mental positivo y saber solucionar las trabas que se presentan? Esta es la magia de actuar.
Hay que saber cuando conviene tomar acción y dejar de divagar entre pensamientos que giran en torno a lo que puede salir mal.
El Problema Puede ser la Solución
Aunque parezca raro, una traba puede ayudarte a posicionarte de una mejor manera. Una crisis provoca que salgas en búsqueda y puedes terminar encontrando una mejor opción. Tengo algunas experiencias que reafirman esto.
Varias veces pasó que proveedores nos fallaron. Hay tres etapas que mi mente atraviesa cuando suceden cosas así:
- Pensar que es el fin del mundo y agarrarse la cabeza sin saber que hacer.
- Tomar acción y empezar a buscar soluciones. Acá sucede la magia. Es en la misma búsqueda donde se encuentran otras oportunidades. Por ejemplo, descubrir nuevos proveedores que manejan un mejor precio.
- Solucionar el problema y salir mejor parado, con vista en las nuevas oportunidades y opciones disponibles.
Sí, de los errores se aprende. No hay que temerle al fracaso sino aceptarlo y aprender de él. Hay que abrazar la posibilidad de que algo salga mal y prepararnos para actuar en caso de ser necesario. Hay que centrarse en las soluciones, no en los problemas.
Es mejor perderse que nunca embarcar,
Mejor tentarse a dejar de intentar…
Diego Torres, Color esperanza (2001)